Mi abuelo Rogelio. |
Veinticinco años ¿de verdad? Creí que nunca pasaría tanto tiempo…
El caso es que mi abuelo Rogelio, una de las últimas veces que lo vi, en un momento de intimidad y como el que contase un secreto, me dijo: "la vida se pasa muy rápido", me dijo que viviese y que lo disfrutase, que mañana mismo estaré llegando al final y que no hay vuelta atrás.
Curiosamente es lo que saqué en claro de la muerte de mi hermano, que fue de repente, un instante estás vivo y al instante siguiente te has muerto y se ha acabado todo, sin siquiera un segundo acto ni nada, vas y te mueres.
Entender la naturaleza de la vida a los 17 años y tener un trabajo vocacional hacen que todo sea más llevadero.
Vive, ¡vive! Porque no hay nada después, porque lo que no hagas hoy ya no lo harás.