El jueves me llegó una notificación de hacienda, un papelote que tenía que haber entregado.
El viernes no tuve fuerzas para planteármelo.
El lunes... era lunes, no computa.
Y hoy he encontrado un hueco para ir.
Sólo plantearse pasar por la Agencia Tributaria da un palo que te mueres, es algo parecido a ir al dentista, cuanto más tardes en ir, peor, y una vez te lo quitas de encima, no era para tanto.
Los funcionarios están muy dispuestos a que les des los buenos días y a que no les trates como si tuvieran la culpa, intentan que esperes lo menos posible y te tratan bien. Los trámites burocráticos siempre llevan tiempo y no somos los únicos que van a hacer papelotes...
Hoy me han sabido arreglar mis problemas en un tiempo más que razonable y velando por mi interés.
Como el dentista.
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