2018/01/22

El bosque de Røros, parte 3

Una sesión de poco más de una hora da para bastante poco pero la parte positiva es que las discusiones que no llevan a nada y los ratos grises en los que no avanza la cosa están desaparecidos.

El impío sacerdote duergar.

Las lágrimas de Tålvik.

Episodio 3: Eclipse sobe Fykse.

No caí en lo ripioso del título de este capítulo. La sesión habría quedado en una escaramuza de interior de no haberse llegado a un cliffhanger.

Habíamos dejado a nuestros héroes en el templo profanado de los Tålvik en Fykse, se oían los llantos de los niños tras el tapiz del muro Este y desde el conjunto megalítico se escuchaban fuertes golpes que retumban en la piedra misma.

Tras una baja, el contingente de trasgos llega hasta la puerta del templo defendida por los héroes, Silvana, la elfa druida, les corta la retirada con un muro de fuego mientras Morgana, la exploradora, y Pélegrin, el bárbaro Tålvik, entrando en furia guerrera, les hacen frente directamente.

La primera oleada de trasgos recibe fuerte, pero antes de que llegue la siguiente se rasga el tapiz del muro Este y entran nuevos rivales por la espalda, dos trasgos más, también en armadura pesada, y un gigantesco guerrero medio orco.

La druida ayuda en la retaguardia mientras el bárbaro se hace cargo del enorme monstruo, mientras Serkiom, el pícaro y la exploradora protegen la puerta.

Los asaltos van pasando mientras se mantiene la igualdad pero un par de ataques realmente mortales (¡tres críticos seguidos!) de la exploradora aclaran la zona y un tremendo tajo del bárbaro contra el medio orco cambian definitivamente las tornas.

El medio orco, gravemente herido, huye hacia la puerta Sur del templo seguido por el bárbaro que termina por dejarlo huir dado el cambio que se produce en la situación.

Mientras Pélegrin perseguía al medio orco, Serkiom tomó la decisión de ir por donde se oyen sollozos mientras la exploradora y la druida se dirigían al conjunto megalítico.

Detalles de la cámara circular, el cáliz y el talismán Tålvik.
Serkiom sube por la angosta escalera manteniendo el sigilo, los golpes se hacen cada vez más fuertes y cuando llega se encuentra una escena horrorosa: una sala redonda iluminada por una luz roja que se filtra desde una claraboya de cuarzo rojo que está siendo la víctima de los golpes desde el otro lado,  tres trasgos retienen a los (12) niños Tålvik atados y aterrorizados, los hacen llorar y mientras la joven que raptaron en Bulken recoge sus lágrimas.

La joven después le pasa el plato con las lágrimas a un cuarto trasgo que parece ser el jefe, éste vierte el contenido en un cáliz más grande que está situado en el centro de la cámara circular sobre una gran pieza de cuarzo blanco que emite una luz blanca casi mágica.

Mientras tanto, en el exterior, Silvana y Morgana llegan al conjunto megalítico donde media docena de trasgos protegen a un enano de piel oscura y barba blanca que martillea una barrena de metal negro fínamente grabada que está clavada en una gigantesca pieza de cuarzo rojo.
El conjunto megalítico.
En el cielo mientras tanto las lunas coinciden en la vertical creando una zona de oscuridad sobre el templo exterior, es entonces cuando el enano oscuro (duergar) crece a un tamaño gigantesco y con su enormidad da un último golpe contra la barrena que termina por quebrar la enorme pieza de cuarzo con un crujido brutal que resuena en todo el valle, es como si la propia piedra sobre la que se asienta Fykse se hubiese partido.

En la cámara interior caen las enormes lascas de cuarzo rojo dejando que la luz del eclipse bañe el cáliz impío. El jefe de los trasgos sumerge en las lágrimas de los niños Tålvik un amuleto con cordajes Tålvik.

Una luz negra, si es que acaso tal cosa puede existir, baña la cámara mientras el jefe de los trasgos saca el amuleto transfigurado en… otra cosa.

La próxima sesión debería ser (esta vez sí) el final de la primera parte de "Las lágrimas de Tålvik".

2018/01/08

El bosque de Røros, parte 2

Ya comenté hace nada que estoy MUY encendido con el rol, a tope, a todo lo que dé la máquina.

Los muertos flotando, de fondo, Fykse.

Las lágrimas de Tålvik.

Episodio 2: Muertos en el agua.

El principal problema logístico es qué hacer con los niños, así que contamos con muy poco tiempo, hoy algo menos de hora y media, y estoy soprendidísimo con la capacidad de mis jugadores para focalizarse, trabajar en equipo y… y las manos de oro para tirar dados, sacaron prácticamente todo.

Nuestros héroes van de camino a Fykse para salvar a unos niños raptados por un grupo de trasgos mercenarios y mientras la luna roja continúa su avance hacia el eclipse de luna blanca de esta noche.
Remontando el río encuentran unos cadáveres flotando en un remanso. Se trata de ocho bárbaros Tålvik, siete del asentamiento de Fykse y la joven que raptaron los trasgos en Bulken.
La druida, Silvana, con un magistral conocimiento médico, dictamina que murieron en combate hace una semana y que tienen heridas contundentes post-mortem, algunas de haberse despeñado y otras por el tiempo que llevan flotando en el río.

Fykse desde el puente colgante.
Llegan rápidamente al asentamiento de Fykse donde según los Tålvik su mítico antepasado y dios, venció a un demonio de antes del tiempo y lo selló con una enorme roca, sobre esa enorme roca se asentarían algunos de sus descendientes durante los milenios posteriores.
Silvana, usando sus poderes druídicos, se transforma en ardilla para explorar el asentamiento, ha estado ya algunas veces de visita, lo conoce vagamente. Para mayor seguridad la ardilla pasa por debajo del puente colgante evitando ser vista por los guardias.
Puesto de guardia del puente colgante.
En el puesto de guardia hay dos guardias fuertemente  armados pero no demasiado atentos, el portón se defiende fácilmente, detrás de una valla de maderas hay cuatro lobos huargos.
Lo que era el almacén ahora está saqueado y cuatro murciélagos gigantes, montura de los trasgos, que han hecho su madriguera allí.
A la zona de vivienda accede a través de una saetera para ver en su interior a una decena de trasgos con armaduras ligeras comiéndose los cadáveres de los anteriores moradores, el sigilo de la ardilla la hace indetectable.

Zona de vivienda.
 De vuelta al exterior la druida ardilla, por los árboles que crecen en la pared casi vertical, llega al templo de los Tålvik cuya puerta está desvencijada, el interior está profanado y su pared este está completamente quemada, la pared oeste luce un tapiz intacto.
La valiente ardilla continúa camino hasta los megalitos que coronan el enorme bloque de piedra que sirve de hogar para los Tålvik y allí descubre otro gran contingente de trasgos, están comandados por su capitán, un varón de aspecto ágil y enorme nariz azul brillante, con ellos hay un enano de las profundidades, un duergar, calvo y con un enorme martillo, parece dar las órdenes al resto de mercenarios que pintan un enorme círculo mágico con centro en la gigantesca pieza de cuarzo rojo brillante del centro del círculo megalítico.
Sivana vuelve con sus compañeros para reportar los resultados de su investigación.


Los aventureros trazan un plan rápidamente, Serkiom pasa, junto a Silvana otra vez en forma de ardilla, también por debajo del puente y sigilosamente atacan a los guardias. Serkiom no está muy en forma, pero Silvana es una fuerza imparable, uno de los trasgos intenta huir para dar la alarma pero Silvana le da muerte de manera expeditiva.
Mientras viene el resto del grupo la druida calma a los lobos huargos sin dificultad.
El plan de los aventureros es encerrar a los trasgos en la vivienda y prenderle fuego, Pélegrin, el poderoso bárbaro de brazos pétreos, seguro de sus fuerzas, inicia la escalada por el exterior de la vivienda con el vacío como compañero, y casi lo encuentra cuando el saliente sobre el que se sujetaba cede ante su peso, sólo una rápida reacción le permite sujetarse a unas raíces y mantenerse pegado a la pared, la rastreadora Morgana va presta a ayudarle y afortunadamente lo consigue, el bárbaro, espoleado por su fracaso anterior, completa la escalada sin mayor problema.
Otra vez será Silvana la que demostrará su pericia al incendiar la vivienda con gran habilidad, los trasgos no tienen ninguna oportunidad y perecen pasto de las llamas y el humo.
El enorme fuego llama la atención al contingente del grupo megalítico que baja y se encuentra con los aventureros apostados en el templo y prestos a recibirles con una lluvia de flechas y fuego, pero espera, se oyen llantos al otro lado del tapiz del templo…

En la próxima sesión, "Episodio 3: Eclipse sobre Fykse" se resolverá la primera parte de "Las lágrimas de Tålvik".

2018/01/05

El bosque de Røros, parte 1

Debe ser la crisis de los 40 (42), pero me ha dado una súper viciada con el rol cosa fina.

Me pasé la adolescencia jugando viernes, sábados y domingos de 16.30 a 20.30, confieso que lo que más hacía era dibujar mis personajes y los de los demás (mis primeras commissions, Chispas), pero vamos, bastante rol como para dejar una marca imborrable.

En alguna ocasión lo había retomado, pero esta vez ha coincidido con la Navidad y todos mis regalos de Navidad han sido de DUNGEONS.

He decidido compartir los avances de mi partida con los lectores de aquí, como no lo lee mucha gente, mira, esa vergüencica que me quito de pasar.

Vamos a ello.

Las lágrimas de Tålvik.

Episodio 1: Los bosques de Roros.

- Estoy usando nombres noruegos por no inventármelos y porque me gusta.
- Los nombres de los personajes los han elegido los jugadores.
- Del grupo inicial de cuatro jugadores, 2 no han jugado nunca, 1 un poco hace tiempo y otro mucho hace mucho. Todos somos ya mayores y con hijos a nuestro cargo.
Esta noche, en pleno solsticio de verano hay un eclipse de las dos lunas, pero el tranquilo bosque de Roros está muy concurrido.
Gabrielle Morgana, la heroína del fjordo de Hardanger, una exploradora sin parangón que mantiene a raya a las invasiones de verdosos y las alimañas, ha llegado a Roros siguiendo el rastro de ataques y secuestros de niños que una compañía mercenaria de trasgos, los Narices Azul, está cometiendo. Los ataques se centran en los asentamientos de los Tålvik, bárbaros que viven en pequeñas comunidades cerradas. Los ataques están muy bien dirigidos, no son incursiones de pillaje, debe haber algo más.
Con el apoyo de Silvana de Jour, la elfa druida del bosque de Roros, inician una expedición punitiva contra los mercenarios, pronto encuentran una avanzadilla de cuatro trasgos en armaduras pesadas que se disponen a cocinar a alguien que tienen atado y envuelto en una manta. Tal vez debieron amordazarlo mejor, sus gritos, aunque atenuados por la manta, aún se oyen, lo suficiente para reconocer la voz de un medio elfo.
Es más, la druida reconoce esa voz, le es familiar.
Las heroínas rodean a las criaturas y comienzan el combate.
Un ataque con armas a distancia seguido de una carga, al principio la suerte permite soñar con la victoria a las criaturas anaranjadas, pero cuando les da la espalda y la cosa termina para tres de ellos, el cuarto huye… para encontrarse de bruces con, Pélegrin, un gigantesco bárbaro Tålvik que sale del bosque atraído por los ruidos del combate y lo placa sin piedad, es un hombre realmente fuerte.
La exploradora va hacia ellos y ata al trasgo, mientras la druida elfa saca al prisionero de la manta, pero al reconocerlo no lo desata.
Es su medio hermano, Serkiom, un pícaro que siempre anda metido en líos, libre de la manta, en un segundo, y entre excusas, se libera de las cuerdas, pero antes de poder seguir embaucando a su hermana, Pélegrin se abalanza sobre él llamándole ladrón y exigiendo un amuleto familiar que le robó, lo lleva persiguiendo desde entonces.
El pícaro dice que ya no tiene el amuleto, pero sabe dónde encontrarlo y que si le mata lo perderá para siempre.
Eso parece calmar al bárbaro, pero la amenaza de una muerte dolorosa pende sobre el medio elfo.
Una vez puestos y tras interrogar al trasgo descubren que el asunto es más serio de lo que creían, los monstruos se refugian en Fykse, la fortaleza de los Tålvik excavada en una enorme roca de origen incierto.