Un encargo inesperado.
Hoy es un día especial, tras la salida (esperamos temporal, siempre tendréis vuestro asiento en la mesa) de Pablo y Ana por fin se cubre la vacante, Naira se une a la partida, de momento estamos probándonos, espero que se quiera quedar.
Los aventureros parten de Flaubåter con las últimas luces del día, los acontecimientos se siguen acelerando en Flaubåter y las luces anaranjadas que se ven en el Arrabal y en el Puerto presagian que los disturbios se van a ir prolongando.
La travesía hacia el pantano es muy silenciosa, el comercio con el puerto griego está cortado y los bandidos goblins recibieron un castigo del que tardarán en recuperarse.
Cuando empiezan a internarse en el pantano los ruidos desaparecen, es una zona muerta, no quedan animales, nada que respire aire ha sobrevivido. Se vuelven a sentir vigilados, pero esta vez reconocen a Gregorio, el cocodrilo albino de Titok, hoy no lleva los amuletos atados al cuello. La bestia les va marcando el camino, es siguiéndole que escuchan a lo lejos unas voces, cánticos en la noche. Kekoso reconoce el idioma, es abisal, pero no las palabras, aunque la intención es evidente, se trata de un ritual. Terminan los cánticos y se oyen golpes en el metal e insultos e improperios, ya en lengua común.
Los héroes acuden y se encuentran en una isla a una docena de cultistas de Svartur entre profundos e híbridos en proceso de transformación, por los pebeteros y los pentagramas del suelo parece evidente que su objetivo religioso era la criatura que está encerrada en una enorme jaula de metal en el centro de su círculo sagrado. La criatura es una mujer humana de tamaño descomunal que grita e insulta mientras forcejea contra los barrotes de su jaula. Luce una llamativa melena pelirroja que casi parece de fuera de este mundo.
Antes de que los aventureros desembarquen en el islote la mujer consigue romper la jaula a pura fuerza bruta y hace que los monstruos intenten retenerla, pero no se puede retener a una mujer de estas características, hay algo que es extraño en la situación, nadie encierra a alguien con sus armas, y la titánica pelirroja va armada totalmente, bien lo sabe uno de los profundos que es blanco de su ira, contra él va descargando uno tras otro los poderosos golpes de su hacha, los cultistas intentan impotentes devolverla a su encierro, pero no parece posible, la agarran, la atacan, la cortan, pero es como querer detener al viento. Entonces Darsien baja de la barca y comienza a atacar al grupo de monstruos abisales, Hvem hace lo propio y Kekoso va manteniendo la distancia para poner su magia al servicio de sus compañeros.
La llegada del trío de héroes es decisiva, liberan el campo para que la bárbara pelirroja ataque más libremente y van dando cuenta de los híbridos primero y poco a poco se van encargando de los durísimos profundos.
Cuando el combate está claramente decantado del bando de los héroes algunos híbridos escapan para luchar otro día, pero los profundos se mantienen y así encuentran su muerte.
El combate termina y los aventureros se encuentran frente a frente con la mujer pelirroja, ahora por fin tienen un momento para mirarse a los ojos, Hvem está claramente intimidado, la salvaje ha soportado heridas que habrían acabado con un buey y sigue en pie, la ha visto terminar con los monstruos con una firmeza escalofriante, hay que ser cauteloso aquí.
La mujer se presenta, se llama Neska Gorria, les cuenta que ha sido transportada mágicamente hasta aquí, que no reconoce el sitio pero que gracias por la ayuda con los monstruos.
Kekoso queda petrificado, ese nombre y ese aspecto fiero… no puede ser, Neska es la vigesimosexta nieta del mismísimo Tålvik, una de las hijas de Harrichecoa Emakumea… No es una deidad no es una heroína mítica, pero es parentesco directo de los dioses de la región.
Darsien le cuenta que el tiempo les apremia y que tienen una cita ineludible a la que tienen que acudir. Neska no tiene medio de transporte ni sabe dónde está, así que se une a ellos, la promesa implícita de aventuras y tesoros le es suficiente.
Gregorio, el cocodrilo de Titok, les sigue precediendo en la marcha y, cuando están a punto de llegar al embarcadero hace un giro hacia el sur de manera evidente, para que lo vean. Los aventureros continúan hasta el sitio pactado y allí, a lo lejos, ven dos sahuagins haciendo guardia. Los cuatro héroes entonces comprenden que al haber saboteado la entrega de armas de los griegos han despertado las sospechas de los abisales, deciden volver atrás, donde les espera el cocodrilo que les conduce por otro camino.
El reptil albino les lleva por una ruta sinuosa que ni una marinera experta como Darsien sería capaz de encontrar, aquí reina la oscuridad y el silencio, la maleza lo invade todo y la sensación de que en cualquier momento pueden caer en una emboscada es real.
En un momento dado el cocodrilo se para y se vuelve hacia los héroes, están en medio de la negrura y por fin oyen la voz de Titok a sus espaldas.
Les cuenta que los abisales están paranoicos, saben que su campamento ha sido descubierto y han redoblado la seguridad, el muelle ya no es un punto de encuentro seguro, sin más conversación pide su dinero y su salvoconducto.
Hvem dice que no han conseguido encontrar el suficiente, intenta regatear, pero Titok hace sonar una pequeña campanilla y adivina el dinero que tienen. Les dice que no es aceptable, que le traigan su dinero y se muestra inflexible.
Llegados a un punto les ofrece una opción, saquear la guarida de Røylof, un dragón negro muy joven que se acaba de instalar hace apenas unas semanas, seguro que tiene dinero. Añadiendo intereses pide un total de 6000 monedas de oro y el salvoconducto (supone 2250 monedas para ella).
Es Kekoso el que saca el tema de si habrá objetos mágicos, Titok no lo sabe, que ella con el dinero se conforma, no es avariciosa.
Hvem y Kekoso resultan ser unos expertos en biología de dragones y saben que tienen aliento ácido que va en línea recta y llega a unos 30 pies, que son anfibios y que su carne debe ser una delicia. La idea de cocinarlo convence a Hvem y Darsien.
Así dejan el cofre con las 3750 monedas que les dio el Carlangas y emprenden las seis horas de camino con Gregorio como guía, ¿qué puede salir mal?