2018/05/14

El bosque de Røros, parte 4

Por fin una sesión un poco más larga, casi dos horas, del tirón y sin descansos.

Las lágrimas de Tålvik.

Episodio 4: Desenlace.

Después de tres meses y medio, cuando lo dejamos en cliffhanger, se retoma la aventura para la batalla final.
Para hacerlo todo más interesante y dado que el grupo estaba separado, dibujé el mapa de la situación en las dos localizaciones en el mismo tablero y jugamos con las mismas iniciativas de tal forma que la situación se resolvía a la vez y no se quedaba nadie sin jugar.

Habíamos dejado a Serkiom y Pélegrin en el tabernáculo, los guardias les acababan de descubrir mientras el capitán de los trasgos (hobgoblins) había transformado el amuleto Tålvik al bañarlo en las lágrimas de los niños y la luz directa del doble eclipse de luna.
Mientras en el conjunto megalítico de la cima Silvana y Morgana contemplan al sacerdote duergar y su guardia realizar el ritual.
Y así empezamos.
El medio orco.
La druida y la exploradora bajaron hacia el templo inferior para unirse a sus compañeros y salvar a los niños, pero en su huída alertaron a los guardias que las persiguieron, plantaron combate que tardó en decidirse a favor de las jugadoras.
Mientras tanto, en el interior del tabernáculo, el bárbaro y el pícaro herían de gravedad al capitán mercenario que huía por la cuerda que sus compañeros le descolgaban desde el conjunto megalítico mientras sus guardaespaldas le cubrían la retirada. Los guardias sostuvieron la posición hasta que la furia de Pélegrin se desató y no hubo suficientes trasgos para pararle. Serkiom perseguía al líder mercenario pero la distancia era muy grande y las piedras que arrojaban lo hacían peligroso. Cuando el líder de los trasgos salió al exterior sus compañeros cortaron la cuerda arrojando a Serkiom al vacío, pero en ese momento el enorme Pélegrin ya había iniciado su escalada y atrapó a su compañero, juntos subieron por la chimenea hacia el exterior.
Afortunadamente para cuando el capitán mercenario lograba salir Morgana y Silvana volvían a la cumbre y cubrían la salida de sus compañeros.
Entonces el sacerdote duergar llamó a los murciélagos gigantes que estaban en el almacén y se disponía a la batalla contra los intrusos.
Pero entonces salieron del pozo Serkiom y Pélegrin y reforzaron la posición de sus compañeras.
El sacerdote duergar nada pudo hacer contra la fuerza combinada de los héroes, y tanto él como su guardia perecieron, pero no antes de herir gravemente a Serkiom.
Con figuritas se entiende todo mejor.
Silvana había logrado usar su magia con Pélegrin in extremis para concederle fuerzas extra en el último momento o habría caído también.
Mientras tanto, Morgana hostigaba con sus flechas al líder de los mercenarios que se aprestaba a montar sobre una de las enormes bestias voladoras. Morgana, a quien le había costado encontrar las fuerzas, estaba en una racha mortal, pero el capitán de la horda impía estaba lejos y a punto de escapar, una última flecha, en la última oportunidad y cuando ya había abandonado la fortaleza de los Tålvik, acabó con su vida y lo arrojó al barranco.

Entre todos estabilizaron a Serkiom pero vieron con decepción cómo el medio orco que había logrado escapar del bárbaro rescataba el amuleto y huía por el barranco de Ugle Bjørn en dirección a Flaubåter.

1 comentario:

Leorian Ricardo dijo...

Excelso el dialogo narrativo y las ilustraciones. Estar en una de sus sesiones debe de ser a otro nivel! Saludos desde un jugador solitario en las lejanas y soleadas tierras del Caribe.