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2018/06/18

El bosque de Røros parte 5

Esta sesión la hemos jugado al sol y con los niños pequeños correteando, lo justo nos ha dado para un encuentro, pero es que tenemos todos un enganche fuerte. También tocaba subida de nivel y querían probarse.

Si se piensa que hasta la cruz mide más de tres metros es una criatura terrible.

El barranco del oso lechuza.

En la guarida de la bestia.

Dejamos a los jugadores mirando la enorme caída y el cadáver del capitán de los hobgoblins allá abajo. El medio orco que dejó escapar Pélegrin había dejado escapar recuperaba el amuleto transformado y escapaba por el río en dirección a Flaubåter.

Los aventureros perdieron cuidado con los niños Tålvik, guiados por la muchacha que les acompañaba se habían encargado de pasar a cuchillo a los hobgoblins que pudieran haber quedado moribundos y estaban en un asentamiento Tålvik, lo que al fin y al cabo es su casa.

Cuando los aventureros decidieron ir a por él observaron con horror que el medio orco había cortado las cuerdas del puente que unía la gran roca que es Fjkse al exterior con lo que tuvieron que bajar sirviéndose de los útiles de escalada, pero guiados por Pélegrin llegaron abajo sin mayor problema.

Abajo vieron que de la base de la roca manaba un limo negro que se transformaba en una especie de renacuajos o peces pequeños con una consistencia babosa, que no quedaba claro si eran criaturas vivas o un mero efecto mágico. Con el contacto del limo negro todas las sustancias vivas se volvían viscosas y alcanzaban un estado de corrupción pútrida.

En ese momento los aventureros han decidido tomar un atajo para recuperar la distancia que les sacaba la partida de orcos y han optado por la garganta de los monstruos, una antigua ruta Tålvik a la que el ocaso de su civilización ha dejado descuidada y ocupada por las bestias más horrendas, en esta zona, unos terribles osos lechuza (los osos lechuza resultan graciosos por el nombre y la descripción, un oso con cabeza de lechuza… ay… qué pringados… Pero son una fiera realmente terrible, capaz de dejar un grupo de aventureros hecho unos zorros.).

Cuando se internaban por los camino secretos que sólo los druidas y los exploradores de la zona conocen, por un momento consiguieron olvidar la corrupción amorfa que lleva el río, cruzando estrechos cauces y viendo los leves rayos solares que se filtraban por las copas de los árboles, pero las bandadas de estilondas y ligui-liguis de patas azules que huían de la zona de Fjkse era innegable que algo malo estaba sucediendo.

En un momento dado el olor de la carroña putrefacta les llegó a lo más hondo de los pulmones, era evidente que estaban en el interior del territorio de un oso lechuza, extremaron las precauciones aunque mantuvieron el ritmo, pero un mal paso en el peor momento llevó sus pasos a un pequeño barranco por el que cayeron. Serkiom y Silvana pudieron controlar la caída, probablemente gracias a su naturaleza élfica, pero el bárbaro Pélegrin y la poderosa Gabrielle rodaron hasta dar con sus huesos contra el cadáver del gigantesco jabalí gigante que uno de los orcos que acompañaban al mercenario montaba, todavía estaba caliente pero estaba totalmente descuartizado, había sido atacado con una fuerza desproporcionada, unos metros más adelante se podían encontrar partes de lo que en otro tiempo fue un poderoso orco. Era evidente que estaban en el territorio de caza de un oso lechuza.

Adoptaron una formación defensiva y buscaron con sus arcos en la mano, ahí estaba, encaramado a un inmenso árbol. Con la escasa iluminación sólo se entendía vágamente una silueta emplumada, pero los enormes ojos amarillos de la criatura lo hacían evidente, ahí estaba, frente a ellos.


Enseguida lo atacaron con sus arcos, pero el monstruo no dejaba de moverse de árbol a árbol y era muy difícil de acertar, entonces, en mitad de la refriega, Pélegrin, el bárbaro Tålvik, pudo saber en sus carnes que había una segunda criatura y que le atacaba por la espalda. El oso lechuza le impactó con sus garras y su pico destrozándole la espalda, ahí se terminó el tomarse los osos lechuza como una criatura de risa, es un depredador mortal. El primer oso lechuza saltó del árbol y atacó a Gabrielle, ésta se defendió, pero los ataques de un monstruo semejante son devastadores. Afortunadamente la ayuda de sus compañeros hizo más fácil el combate que terminó con un tajo en la garganta del plantígrado emplumado y liberó a los héroes para luchar junto a Pélegrin que llevaba un par de rondas aguantando él solo con bastante suerte, pero tarde o temprano el oso lechuza te acaba causando daño. Una acometida del monstruo casi terminó con la vida del titán bárbaro, las dos garras y el pico del oso probaron la carne del gigante y eso hizo de la llegada de sus compañeros una auténtica bendición. Entre los cuatro acabaron con el terrible ser, Pélegrin hundía su enorme hacha en la cabeza de la criatura haciendo que los estertores de su muerte fueran absurdamente patéticos, pero las consecuencias para el grupo han sido terribles, están todos gravemente heridos y en territorio hostil.

2018/05/14

El bosque de Røros, parte 4

Por fin una sesión un poco más larga, casi dos horas, del tirón y sin descansos.

Las lágrimas de Tålvik.

Episodio 4: Desenlace.

Después de tres meses y medio, cuando lo dejamos en cliffhanger, se retoma la aventura para la batalla final.
Para hacerlo todo más interesante y dado que el grupo estaba separado, dibujé el mapa de la situación en las dos localizaciones en el mismo tablero y jugamos con las mismas iniciativas de tal forma que la situación se resolvía a la vez y no se quedaba nadie sin jugar.

Habíamos dejado a Serkiom y Pélegrin en el tabernáculo, los guardias les acababan de descubrir mientras el capitán de los trasgos (hobgoblins) había transformado el amuleto Tålvik al bañarlo en las lágrimas de los niños y la luz directa del doble eclipse de luna.
Mientras en el conjunto megalítico de la cima Silvana y Morgana contemplan al sacerdote duergar y su guardia realizar el ritual.
Y así empezamos.
El medio orco.
La druida y la exploradora bajaron hacia el templo inferior para unirse a sus compañeros y salvar a los niños, pero en su huída alertaron a los guardias que las persiguieron, plantaron combate que tardó en decidirse a favor de las jugadoras.
Mientras tanto, en el interior del tabernáculo, el bárbaro y el pícaro herían de gravedad al capitán mercenario que huía por la cuerda que sus compañeros le descolgaban desde el conjunto megalítico mientras sus guardaespaldas le cubrían la retirada. Los guardias sostuvieron la posición hasta que la furia de Pélegrin se desató y no hubo suficientes trasgos para pararle. Serkiom perseguía al líder mercenario pero la distancia era muy grande y las piedras que arrojaban lo hacían peligroso. Cuando el líder de los trasgos salió al exterior sus compañeros cortaron la cuerda arrojando a Serkiom al vacío, pero en ese momento el enorme Pélegrin ya había iniciado su escalada y atrapó a su compañero, juntos subieron por la chimenea hacia el exterior.
Afortunadamente para cuando el capitán mercenario lograba salir Morgana y Silvana volvían a la cumbre y cubrían la salida de sus compañeros.
Entonces el sacerdote duergar llamó a los murciélagos gigantes que estaban en el almacén y se disponía a la batalla contra los intrusos.
Pero entonces salieron del pozo Serkiom y Pélegrin y reforzaron la posición de sus compañeras.
El sacerdote duergar nada pudo hacer contra la fuerza combinada de los héroes, y tanto él como su guardia perecieron, pero no antes de herir gravemente a Serkiom.
Con figuritas se entiende todo mejor.
Silvana había logrado usar su magia con Pélegrin in extremis para concederle fuerzas extra en el último momento o habría caído también.
Mientras tanto, Morgana hostigaba con sus flechas al líder de los mercenarios que se aprestaba a montar sobre una de las enormes bestias voladoras. Morgana, a quien le había costado encontrar las fuerzas, estaba en una racha mortal, pero el capitán de la horda impía estaba lejos y a punto de escapar, una última flecha, en la última oportunidad y cuando ya había abandonado la fortaleza de los Tålvik, acabó con su vida y lo arrojó al barranco.

Entre todos estabilizaron a Serkiom pero vieron con decepción cómo el medio orco que había logrado escapar del bárbaro rescataba el amuleto y huía por el barranco de Ugle Bjørn en dirección a Flaubåter.

2018/01/22

El bosque de Røros, parte 3

Una sesión de poco más de una hora da para bastante poco pero la parte positiva es que las discusiones que no llevan a nada y los ratos grises en los que no avanza la cosa están desaparecidos.

El impío sacerdote duergar.

Las lágrimas de Tålvik.

Episodio 3: Eclipse sobe Fykse.

No caí en lo ripioso del título de este capítulo. La sesión habría quedado en una escaramuza de interior de no haberse llegado a un cliffhanger.

Habíamos dejado a nuestros héroes en el templo profanado de los Tålvik en Fykse, se oían los llantos de los niños tras el tapiz del muro Este y desde el conjunto megalítico se escuchaban fuertes golpes que retumban en la piedra misma.

Tras una baja, el contingente de trasgos llega hasta la puerta del templo defendida por los héroes, Silvana, la elfa druida, les corta la retirada con un muro de fuego mientras Morgana, la exploradora, y Pélegrin, el bárbaro Tålvik, entrando en furia guerrera, les hacen frente directamente.

La primera oleada de trasgos recibe fuerte, pero antes de que llegue la siguiente se rasga el tapiz del muro Este y entran nuevos rivales por la espalda, dos trasgos más, también en armadura pesada, y un gigantesco guerrero medio orco.

La druida ayuda en la retaguardia mientras el bárbaro se hace cargo del enorme monstruo, mientras Serkiom, el pícaro y la exploradora protegen la puerta.

Los asaltos van pasando mientras se mantiene la igualdad pero un par de ataques realmente mortales (¡tres críticos seguidos!) de la exploradora aclaran la zona y un tremendo tajo del bárbaro contra el medio orco cambian definitivamente las tornas.

El medio orco, gravemente herido, huye hacia la puerta Sur del templo seguido por el bárbaro que termina por dejarlo huir dado el cambio que se produce en la situación.

Mientras Pélegrin perseguía al medio orco, Serkiom tomó la decisión de ir por donde se oyen sollozos mientras la exploradora y la druida se dirigían al conjunto megalítico.

Detalles de la cámara circular, el cáliz y el talismán Tålvik.
Serkiom sube por la angosta escalera manteniendo el sigilo, los golpes se hacen cada vez más fuertes y cuando llega se encuentra una escena horrorosa: una sala redonda iluminada por una luz roja que se filtra desde una claraboya de cuarzo rojo que está siendo la víctima de los golpes desde el otro lado,  tres trasgos retienen a los (12) niños Tålvik atados y aterrorizados, los hacen llorar y mientras la joven que raptaron en Bulken recoge sus lágrimas.

La joven después le pasa el plato con las lágrimas a un cuarto trasgo que parece ser el jefe, éste vierte el contenido en un cáliz más grande que está situado en el centro de la cámara circular sobre una gran pieza de cuarzo blanco que emite una luz blanca casi mágica.

Mientras tanto, en el exterior, Silvana y Morgana llegan al conjunto megalítico donde media docena de trasgos protegen a un enano de piel oscura y barba blanca que martillea una barrena de metal negro fínamente grabada que está clavada en una gigantesca pieza de cuarzo rojo.
El conjunto megalítico.
En el cielo mientras tanto las lunas coinciden en la vertical creando una zona de oscuridad sobre el templo exterior, es entonces cuando el enano oscuro (duergar) crece a un tamaño gigantesco y con su enormidad da un último golpe contra la barrena que termina por quebrar la enorme pieza de cuarzo con un crujido brutal que resuena en todo el valle, es como si la propia piedra sobre la que se asienta Fykse se hubiese partido.

En la cámara interior caen las enormes lascas de cuarzo rojo dejando que la luz del eclipse bañe el cáliz impío. El jefe de los trasgos sumerge en las lágrimas de los niños Tålvik un amuleto con cordajes Tålvik.

Una luz negra, si es que acaso tal cosa puede existir, baña la cámara mientras el jefe de los trasgos saca el amuleto transfigurado en… otra cosa.

La próxima sesión debería ser (esta vez sí) el final de la primera parte de "Las lágrimas de Tålvik".

2018/01/08

El bosque de Røros, parte 2

Ya comenté hace nada que estoy MUY encendido con el rol, a tope, a todo lo que dé la máquina.

Los muertos flotando, de fondo, Fykse.

Las lágrimas de Tålvik.

Episodio 2: Muertos en el agua.

El principal problema logístico es qué hacer con los niños, así que contamos con muy poco tiempo, hoy algo menos de hora y media, y estoy soprendidísimo con la capacidad de mis jugadores para focalizarse, trabajar en equipo y… y las manos de oro para tirar dados, sacaron prácticamente todo.

Nuestros héroes van de camino a Fykse para salvar a unos niños raptados por un grupo de trasgos mercenarios y mientras la luna roja continúa su avance hacia el eclipse de luna blanca de esta noche.
Remontando el río encuentran unos cadáveres flotando en un remanso. Se trata de ocho bárbaros Tålvik, siete del asentamiento de Fykse y la joven que raptaron los trasgos en Bulken.
La druida, Silvana, con un magistral conocimiento médico, dictamina que murieron en combate hace una semana y que tienen heridas contundentes post-mortem, algunas de haberse despeñado y otras por el tiempo que llevan flotando en el río.

Fykse desde el puente colgante.
Llegan rápidamente al asentamiento de Fykse donde según los Tålvik su mítico antepasado y dios, venció a un demonio de antes del tiempo y lo selló con una enorme roca, sobre esa enorme roca se asentarían algunos de sus descendientes durante los milenios posteriores.
Silvana, usando sus poderes druídicos, se transforma en ardilla para explorar el asentamiento, ha estado ya algunas veces de visita, lo conoce vagamente. Para mayor seguridad la ardilla pasa por debajo del puente colgante evitando ser vista por los guardias.
Puesto de guardia del puente colgante.
En el puesto de guardia hay dos guardias fuertemente  armados pero no demasiado atentos, el portón se defiende fácilmente, detrás de una valla de maderas hay cuatro lobos huargos.
Lo que era el almacén ahora está saqueado y cuatro murciélagos gigantes, montura de los trasgos, que han hecho su madriguera allí.
A la zona de vivienda accede a través de una saetera para ver en su interior a una decena de trasgos con armaduras ligeras comiéndose los cadáveres de los anteriores moradores, el sigilo de la ardilla la hace indetectable.

Zona de vivienda.
 De vuelta al exterior la druida ardilla, por los árboles que crecen en la pared casi vertical, llega al templo de los Tålvik cuya puerta está desvencijada, el interior está profanado y su pared este está completamente quemada, la pared oeste luce un tapiz intacto.
La valiente ardilla continúa camino hasta los megalitos que coronan el enorme bloque de piedra que sirve de hogar para los Tålvik y allí descubre otro gran contingente de trasgos, están comandados por su capitán, un varón de aspecto ágil y enorme nariz azul brillante, con ellos hay un enano de las profundidades, un duergar, calvo y con un enorme martillo, parece dar las órdenes al resto de mercenarios que pintan un enorme círculo mágico con centro en la gigantesca pieza de cuarzo rojo brillante del centro del círculo megalítico.
Sivana vuelve con sus compañeros para reportar los resultados de su investigación.


Los aventureros trazan un plan rápidamente, Serkiom pasa, junto a Silvana otra vez en forma de ardilla, también por debajo del puente y sigilosamente atacan a los guardias. Serkiom no está muy en forma, pero Silvana es una fuerza imparable, uno de los trasgos intenta huir para dar la alarma pero Silvana le da muerte de manera expeditiva.
Mientras viene el resto del grupo la druida calma a los lobos huargos sin dificultad.
El plan de los aventureros es encerrar a los trasgos en la vivienda y prenderle fuego, Pélegrin, el poderoso bárbaro de brazos pétreos, seguro de sus fuerzas, inicia la escalada por el exterior de la vivienda con el vacío como compañero, y casi lo encuentra cuando el saliente sobre el que se sujetaba cede ante su peso, sólo una rápida reacción le permite sujetarse a unas raíces y mantenerse pegado a la pared, la rastreadora Morgana va presta a ayudarle y afortunadamente lo consigue, el bárbaro, espoleado por su fracaso anterior, completa la escalada sin mayor problema.
Otra vez será Silvana la que demostrará su pericia al incendiar la vivienda con gran habilidad, los trasgos no tienen ninguna oportunidad y perecen pasto de las llamas y el humo.
El enorme fuego llama la atención al contingente del grupo megalítico que baja y se encuentra con los aventureros apostados en el templo y prestos a recibirles con una lluvia de flechas y fuego, pero espera, se oyen llantos al otro lado del tapiz del templo…

En la próxima sesión, "Episodio 3: Eclipse sobre Fykse" se resolverá la primera parte de "Las lágrimas de Tålvik".

2018/01/05

El bosque de Røros, parte 1

Debe ser la crisis de los 40 (42), pero me ha dado una súper viciada con el rol cosa fina.

Me pasé la adolescencia jugando viernes, sábados y domingos de 16.30 a 20.30, confieso que lo que más hacía era dibujar mis personajes y los de los demás (mis primeras commissions, Chispas), pero vamos, bastante rol como para dejar una marca imborrable.

En alguna ocasión lo había retomado, pero esta vez ha coincidido con la Navidad y todos mis regalos de Navidad han sido de DUNGEONS.

He decidido compartir los avances de mi partida con los lectores de aquí, como no lo lee mucha gente, mira, esa vergüencica que me quito de pasar.

Vamos a ello.

Las lágrimas de Tålvik.

Episodio 1: Los bosques de Roros.

- Estoy usando nombres noruegos por no inventármelos y porque me gusta.
- Los nombres de los personajes los han elegido los jugadores.
- Del grupo inicial de cuatro jugadores, 2 no han jugado nunca, 1 un poco hace tiempo y otro mucho hace mucho. Todos somos ya mayores y con hijos a nuestro cargo.
Esta noche, en pleno solsticio de verano hay un eclipse de las dos lunas, pero el tranquilo bosque de Roros está muy concurrido.
Gabrielle Morgana, la heroína del fjordo de Hardanger, una exploradora sin parangón que mantiene a raya a las invasiones de verdosos y las alimañas, ha llegado a Roros siguiendo el rastro de ataques y secuestros de niños que una compañía mercenaria de trasgos, los Narices Azul, está cometiendo. Los ataques se centran en los asentamientos de los Tålvik, bárbaros que viven en pequeñas comunidades cerradas. Los ataques están muy bien dirigidos, no son incursiones de pillaje, debe haber algo más.
Con el apoyo de Silvana de Jour, la elfa druida del bosque de Roros, inician una expedición punitiva contra los mercenarios, pronto encuentran una avanzadilla de cuatro trasgos en armaduras pesadas que se disponen a cocinar a alguien que tienen atado y envuelto en una manta. Tal vez debieron amordazarlo mejor, sus gritos, aunque atenuados por la manta, aún se oyen, lo suficiente para reconocer la voz de un medio elfo.
Es más, la druida reconoce esa voz, le es familiar.
Las heroínas rodean a las criaturas y comienzan el combate.
Un ataque con armas a distancia seguido de una carga, al principio la suerte permite soñar con la victoria a las criaturas anaranjadas, pero cuando les da la espalda y la cosa termina para tres de ellos, el cuarto huye… para encontrarse de bruces con, Pélegrin, un gigantesco bárbaro Tålvik que sale del bosque atraído por los ruidos del combate y lo placa sin piedad, es un hombre realmente fuerte.
La exploradora va hacia ellos y ata al trasgo, mientras la druida elfa saca al prisionero de la manta, pero al reconocerlo no lo desata.
Es su medio hermano, Serkiom, un pícaro que siempre anda metido en líos, libre de la manta, en un segundo, y entre excusas, se libera de las cuerdas, pero antes de poder seguir embaucando a su hermana, Pélegrin se abalanza sobre él llamándole ladrón y exigiendo un amuleto familiar que le robó, lo lleva persiguiendo desde entonces.
El pícaro dice que ya no tiene el amuleto, pero sabe dónde encontrarlo y que si le mata lo perderá para siempre.
Eso parece calmar al bárbaro, pero la amenaza de una muerte dolorosa pende sobre el medio elfo.
Una vez puestos y tras interrogar al trasgo descubren que el asunto es más serio de lo que creían, los monstruos se refugian en Fykse, la fortaleza de los Tålvik excavada en una enorme roca de origen incierto.